martes, 26 de abril de 2011

La mesa como escenario de la vida familiar


Jean-Claude Kaufmann

Jean-Claude Kaufmann,sociólogo francés especialista en estudios de la vida cotidiana, publicó recientemente una singular investigación sobre el comportamiento de distintas familias en la mesa. Mediante observación etnográfica y el trabajo fotográfico de Rita Scavlia, Familles à table desentraña la dinámica de funcionamiento de siete distintas familias francesas durante la comida y los roles particulares que cada miembro asume a lo largo de la vida en este acto ceremonial.

En la siguiente entrevista Kaufmann relata la transformación que este ritual humano experimenta cuando el ciclo de vida de los individuos evoluciona hasta llegar a la senectud. De comidas regidas por la informalidad durante la época de estudiante cuando se tiene la impresión de revolucionar la gastronomía con cualquier platillo simple, pasando por el cuestionamiento hacia las marcas de productos, el contenido de grasa o azúcar, hasta la preparación de la mesa en espera de los nietos.

¿Es posible clasificar a las familias por género gracias al estudio de su comportamiento en la mesa?

Jean-Claude Kaufmann: Ese no era el objetivo de nuestro trabajo. En este libro las fotografías de Rita Scavlia reflejan a los personajes de diferentes familias compartiendo la misma mesa. Lejos de los modelos que se tiene por costumbre ver en sociología, éstos ilustran mi propósito, mi mirada de etnólogo sobre la cuestión. En cambio, el estudio transversal de los comportamientos revela detalles en la organización de la tribu, las relaciones entre los miembros, el modo de vida, etc.

¿Por qué todas las familias no adoptan el mismo comportamiento?

Luego llega el tiempo de la familia numerosa, y es cuando la comida llega a ser objeto de una increíble organización.

Jean-Claude Kaufmann: Las variaciones no tienen relación con el medio social, dependen ante todo del ciclo de vida. Adolescentes o jóvenes adultos como los colocataires, grupo de personas que comparten un mismo espacio habitacional, 1 atraviesan un periodo de deconstrucción absoluta: han tenido ganas de librarse de las cadenas de sujeción impuestas durante su infancia, de horarios, menús impuestos y mesas arregladas. El resultado es que se alimentan como mejor les parece. En el momento cuando su estómago se retuerce de hambre, sentados sobre el sofá o el suelo, éstos remueven en el refrigerador los alimentos que ellos mismos compraron: sodas, quesos, etc. Después viene el estadio de la joven pareja 2 que se instala y con ello las ganas de preparar comidas agradables que permitan añadir un toque picante a lo cotidiano, de encontrarse en una relación amorosa, en una proximidad y bondad con el otro. Luego llega el tiempo de la familia numerosa 3, y es cuando la comida llega a ser objeto de una increíble organización. Toda la vida familiar se representa: conflictos sobre los resultados escolares en la sobremesa, negociaciones acerca de las reglas de vida con los adolescentes, pasando por los ataques de risa entre los hermanos y las hermanas y los gestos tensos que acompañan al barullo en la cocina a la hora de la comida. Por último, la partida de los niños, la jubilación y más generalmente la vejez, impulsa a los sénior 4 a recobrar un equilibrio alrededor de su mesa. El silencio que ronda algunas veces y la razón que domina en la composición de los platos hacen de la comida un ceremonial tenso.

¿La evolución del papel del hombre en el hogar es manifiesto alrededor de la mesa?

Los hombres cocinan en el 10% de los casos. Es la tarea doméstica que más asumen en el hogar

Jean-Claude Kaufmann: Los hombres cocinan en el 10% de los casos. Es la tarea doméstica que más asumen en el hogar. Y una buena parte de esta práctica está dedicada exclusivamente a la cocina por placer que nada tiene que ver con el hecho de preparar cotidianamente la comida. Esta nueva tendencia se traduce por el asedio del hombre al espacio de la cocina, lo que puede exasperar a las mujeres. Sobretodo porque en la mayor parte de los casos ellas reúnen los ingredientes para que sus cónyuges preparen una receta, aunado a que éstos no se preocupan por el desorden engendrado y los platos a lavar. Esta clase de sucuencia emotiva desemboca en una pequeña obra maestra para sí mismo produciendo placer para los otros. Entonces, al instante de la cena, los amigos aclaman al director de orquesta y a sus cuchillos ayudantes.

¿Qué constató en relación a las compras alimenticias?

Jean-Claude Kaufmann: Desde que toda la familia mete la nariz en los asuntos de la cocina, en otro tiempo reservados a una sola cocinera, las compras se convierten en una tarea extremadamente compleja, muy pesada de realizar. Quien regrese del supermercado y ordene los productos se expone a una multitud de reacciones de parte de quienes la cuestión no interesaba a priori en absoluto. Comentarios acerca de las marcas de los productos, la proporción de grasa o azúcar, su precio, su cantidad, cada uno se alegra o se ofende ante la exposición en la cocina y el o la responsable del abasto se apresura en ordenar rápidamente las compras. La faena resulta sobretodo mental. ¿Qué productos elegir? ¿Cómo preparar menús que gusten a todo mundo, que varíen, que respeten los consejos nutricionales? Eso puede llegar a ser una preocupación cuasi obsesiva.

¿Qué revela esos comportamientos para la mayoría de las familias?

Jean-Claude Kaufmann: La paradoja de las familias en la actualidad reside en un doble movimiento de individualización, en el sentido de autonomía de cada miembro y la ilusión de armonía del grupo, de la tribu unida, de un sueño de comunión. Alrededor de la mesa se reconoce ese fenómeno. De un lado están los que llegan tarde, que faltan a la entrada y se abalanzan al momento del postre: cada uno elige su pequeña lata en el refrigerador, verdadero utensilio de individualización, y ocupan el lugar que desean en el hogar, con o sin la compañia de otros miembros de la familia. Y del otro lado está el plato principal, donde cada uno se sienta en su lugar y encuentra su rol en la familia, tanto en el sentido literal como figurado, para compartir un momento, sensaciones, o las comidas de fiesta federadas alrededor de una decoración de mesa particular y/o un menú sofisticado. De hecho, las comidas institucionalizadas son menos frecuentes debido al trajín de vida de cada uno. Pero éstas llegan a ser importantes y sagradas a los ojos de todos.

Traducción elaborada por Christian Hdez Pérez
sociologiac.net
Visto en Le journal des femmes Jan 24, 2008

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